Londres, Inglaterra
El exfutbolista y exentrenador inglés Terry Venables, que dirigió al FC Barcelona en los años ochenta y a la selección de Inglaterra en los noventa, ha muerto a los 80 años de edad, según informó hoy su familia.
Venables murió ayer, sábado, tras una larga enfermedad, señaló su familia en un comunicado difundido por los medios británicos.
Como técnico, llevó a la selección inglesa a semifinales de la Eurocopa en 1996 y al Barça a la final de la Copa de Europa en 1986, además de adjudicarse la Liga en 1985.
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«Estamos totalmente devastados por la pérdida de un marido y padre maravilloso, que murió en paz ayer tras una larga enfermedad», informó la familia, que pidió respeto por su privacidad en estos momentos. Los tributos y homenajes comenzaron a llegar de inmediato tras difundirse la noticia del fallecimiento.
Uno de los jugadores entrenados por Venables fue Gary Lineker, ahora estrella de la televisión británica, quien se declaró «devastado» por la noticia y que consideró al fallecido «el mejor y más innovador» técnico con el que trabajó.
Por su parte, uno de los equipos más marcados por la huella de Venables fueron los Tottenham Hotspurs -donde jugó de 1966 a 1969 y a los que entrenó de 1987 a 1991- que mandaron sus condolencias a través de un mensaje en sus redes sociales y anunciaron que guardarán un minuto de silencio por él hoy frente al Aston Villa.
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Como jugador, fue un centrocampista sin excesivo brillo pero con una larga carrera de más de 500 partidos para Chelsea, Tottenham, Queens Park Rangers y Crystal Palace, todos ellos clubes londinenses, que le valió dos apariciones con la selección nacional.
Fue como entrenador cuando la figura de Venables adquirió una mayor dimensión. Debutó en un clásico ‘equipo ascensor’, Crystal Palace, a quienes dejó en primera división, para luego tomar los mandos de otro modesto, el QPR, al que llevó hasta la final de la Copa en 1982.
Su gran oportunidad le llegó de su valedor Bryan Robson, quien lo recomendó para el banquillo del FC Barcelona en 1984. En un año llevó a los catalanes a su primer título de Liga desde 1974, en un equipo en el que destacaba Bernd Schuster en el centro del campo.