Hamburgo, Alemania
Nadie jamás ha acaparado tantos récords individuales en la historia de la Eurocopa como Cristiano Ronaldo, que finalizó su sexta y última fase final continental sin un solo gol en Alemania 2024, derrotado por Francia en las semifinales, a sus 39 años, para abrir una nueva era en esta competición, en la que siempre será eterno, probablemente insuperable aún durante mucho tiempo en una serie de marcas únicas.
Con imágenes icónicas, como su llanto el pasado lunes después de fallar un penalti, titular en cada uno de los cinco encuentros, con la vigencia indiscutible que le otorga la convicción de sus compañeros, la confianza absoluta de su entrenador -Roberto Martínez- y la ambición inequívoca e irrenunciable del máximo goleador de la historia de la selección lusa, Cristiano cierra un nuevo ciclo, quizá ya el definitivo, coronado entre los mejores.
Al fondo el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá, en 2026, parece improbable que llegue hasta ahí el astro portugués. Ya no habrá más Eurocopas para Cristiano, que ha dejado un sello inigualable para siempre en el torneo continental, pero aún más en su propia selección, en su páis, protagonista del único campeonato de Portugal, en Francia 2016, con aquella lesión y llanto imborrable cuando se lesionó en el minuto 25.
Ni siquiera su ausencia en los cien minutos de juego posteriores, con el tanto de Eder en la prórroga, restó trascendencia a Cristiano Ronaldo en aquel torneo. Portugal fue campeona en gran parte porque disponía del atacante, autor de tres goles y una asistencia, indispensable en la semifinal ante Gales; entonces en el Real Madrid, después en el Juventus, más tarde en el Manchester United y ahora en el Al Nassr, pero siempre al servicio de Portugal. Ya son 212 partidos y 131 goles como internacional. Y una duda: ¿Hay más?