En cuestión de minutos, James Rodríguez pasó de la alegría al fastidio absoluto, porque las buenas sensaciones que le había dejado el gol que abrió el marcador en la visita del Real Madrid al Leganés, fueron opacadas por la bronca que le generó ser el primer cambio de Zinedine Zidane.
Al enterarse que era él quien debía abandonar el campo, el colombiano lanzó insultos al aire, pasó por detrás del entrenador sin siquiera saludarlo y terminó dando un golpe al banquillo.
Finalizado el partido, a James no se le acabó el fastidio y recorrió la zona mixta con cara de pocos amigos, sin hacer a la prensa ningún tipo de declaración.
Lo sucedido en el campo de Leganés no hace más que convencer al futbolista de que es el momento de abandonar la Casa Blanca, ya que en la actualidad ni los goles le aseguran su lugar en el terreno de juego.