El regreso a la competición hoy de la rusa Maria Sharapova en el torneo WTA de Stuttgart (Alemania), después de una suspensión de 15 meses por dopaje, y sobre todo las medidas tomadas por Rusia para facilitar su vuelta no han hecho unanimidad en el mundo del tenis. Dos aspectos han levantado ampollas.
Primero, el torneo alemán comenzó el lunes, es decir, dos días antes de finalizar la sanción de Sharapova por su positivo al meldonium. Este «obstáculo” se superó haciendo jugar a la rusa hoy, algo que está reservado solo a los cabezas de serie. El segundo problema es que Sharapova no tiene ranking WTA al no haber jugado desde el Abierto de Australia de 2016.
Solo podía participar en Stuttgart con una invitación (wild card) que entregan los organizadores de cada torneo de manera discrecional, pero que suelen otorgarse a jugadores locales, a jugadores que regresan de largas lesiones o a promesas que apuntan a futuras estrellas.
«Va a poder llegar el miércoles y comenzar el torneo así… es un poco extraño para las otras jugadoras”, comentó en marzo la alemana Angelique Kerber, número 2 mundial, cuando se confirmó el regreso de Sharapova.