Era sólo cuestión de tiempo que el intratable líder de la Premier League, en cabeza desde la jornada 12, se coronase como campeón de una competición que se ha merecido de principio a fin. Desde aquella derrota contra el Arsenal de Wenger en la primera vuelta, que sirvió para que Antonio Conte replantease el dibujo de los blues, el Chelsea no ha cedido ni en un solo momento el liderato de la liga inglesa. Tan sólo el Tottenham, que ha realizado otra barbaridad de temporada, ha conseguido darle un mínimo de emoción tras otro año en que volverán a acariciar el título sin levantarlo.
Con la victoria de este viernes en casa del West Brom (0-1), los londinenses ya son matemáticamente campeones a falta de dos jornadas gracias al gol agónico de Michy Batshuayi en el minuto 82. Con estos tres ya son 87 de 108 puntos posibles los que acumula un conjunto al que sus rivales han intentado deslucir el mérito por no haber disputado competiciones europeas esta temporada y por tanto menos minutos.
Pero llegó el gol del eterno suplente esta temporada y finalmente decisivo Batshuayi, que lo celebró con rabia ante la atenta mirada de los miles de aficionados blues que compraron sus localidades a precio de oro a unos albions que ya no se jugaban más que el orgullo. Con esta los londinenses levantan la sexta Premier League de su historia y Conte celebra su cuarto campeonato doméstico consecutivo sin contar su paso por la selección azzurra.
Con las dos primeras posiciones ya adjudicadas, a la Premier League sólo le falta definir qué dos equipos ocuparán las otras dos plazas que quedan libres para acceder a la Liga de Campeones la temporada que viene. Liverpool con 70 puntos, Manchester City con 69, Arsenal con 66 y Manchester United con 65 se juegan en estos tres últimos partidos convertir la temporada en un éxito parcial o en un completo fracaso.