La anunciada despedida de James, que incluso ya se ha despedido del público del Bernabéu y el club ha tasado en 75 millones, dejará huérfana una de las camisetas más legendarias del Real Madrid, la que porta el 10 a la espalda y que tiene una importancia destacada no ya sólo en el vestuario, sino también en el departamento de marketing.
El colombiano la ha lucido las últimas tres temporadas, desde su llegada en 2014, cuando la asumió tras un año sin dueño, tras la marcha de Özil al final del mercado de la 12-13. Doce meses después la asumió el colombiano, que la lució por primera vez en su histórica presentación, que congregó en el Bernabéu a 45.000 aficionados, muchos de ellos colombianos.
Desde ese instante, la camiseta de James ha sido de las más vendidas, con un filón en Sudamérica y sobre todo en Colombia que ha puesto muy en valor en el club la importancia de su portador.
A partir de ahora se abrirá el abanico para ver quién lo luce la próxima temporada. En la plantilla hay candidatos a heredarlo y seguir dándole lustre. Luka Modric ya luce el 10 en Croacia, como Asensio lo ha portado en la sub 19 que fue campeona del Europeo el año pasado. Isco se ha mantenido fiel al 22 cada vez que ha podido, pero también portó el 10 en algún partido de la sub 21.
También cabe la posibilidad de que el club lo reserve para el Galáctico que llegue este verano, que podría ser Mbappé… El caso es que después del año que estuvo huérfano y las dos campañas (09-10 y 10-11) que lo llevó Lass Diarra (todo un expediente X), la camiseta con el 10 la han lucido jugadores de calidad.
Desde que La Liga estableció los dorsales fijos, el Madrid ha tenido ocho dueños del 10: Laudrup, Seedorf, Figo, Robinho, Sneijder y los citados Lass, Özil y James. Históricamente lo portaron grandes jugadores como Puskas o Netzer, talentos noventeros como Hagi o Prosinecki, canteranos como Martín Vázquez o históricos como Velázquez.