Nicky Hayden falleció este lunes en el hospital de la ciudad italiana de Cesena, donde se encontraba ingresado desde el 17 de mayo tras ser atropellado por un coche, informó el centro médico en un comunicado. Las condiciones del campeón del mundo de MotoGP en 2006 y actual piloto de Superbikes con el equipo Red Bull han sido críticas desde que fuera atropellado mientras circulaba con un grupo de amigos en bicicleta en la localidad adriática de Rimini.
Hace dos años, en su última temporada en MotoGP, Nicky Hayden se presentó en Indianápolis con una enorme pegatina en el carenado de su Honda: «No puede llover eternamente». Una década después de ser campeón del Mundial luchaba en cada carrera por evitar el último puesto ante pilotos como Jack Miller, un crío de 20 años recién ascendido desde Moto3, pero igualmente mantenía la alegría. «Era un grandísimo piloto, un campeón, pero sobre todo era un gran, gran tipo: amable, cortés, legal», le describió Valentino Rossi, tan rival como amigo.
El estadounidense afable, siempre detrás de una gorra, siempre detrás de unas gafas, falleció este lunes a los 35 años a consecuencia del accidente sufrido cuando entrenaba en bicicleta en una carretera entre Riccione y Tavoleto, al noroeste de Italia. Aunque fue sometido a diversas operaciones en el hospital Maurizio Bufalini de Cesena, «los gravísimos daños cerebrales» que padeció al impactar de forma frontal contra el parabrisas de un turismo resultaron incurables.
El accidente de Hayden conmocionó a los actuales protagonistas de MotoGP, que desde Le Mans, donde este fin de semana se disputó el GP de Francia, se habían deshecho en elogios hacia él. «Nuestra relación pasó por altibajos por culpa de la competitividad, pero Nicky siempre fue cordial. De hecho, después de la carrera de Jerez, fue uno de los primeros en felicitarme…», comentó Dani Pedrosa en coincidencia con Rossi; precisamente los dos pilotos que mayor rivalidad tuvieron con Hayden.