Poco más se le puede pedir al hombre que ha dirigido la orquesta. Cuando el año 2015 daba sus últimos coletazos, Florentino Pérez llegó a la conclusión de que lo más conveniente era destituir a Rafa Benítez. Llamó a Zinedine Zidane, entonces entrenador del filial, pero el francés declinó el ofrecimiento. Entendió que no era el momento para asumir tan importante responsabilidad. A principios de enero del año pasado, la presión del presidente fue mayor y ya no pudo rechazar la oferta. Año y medio después aparece el técnico como claro responsable de todo lo bueno que le ha pasado al Real Madrid desde entonces. La Liga sellada en Málaga tiene el incuestionable sello del que fuera estrella en el campo.
Ganar una sola Liga en ocho años obligaba a Zidane a hacer todo lo posible para que esta vez no se le escapara al club. Desde el primer momento, tanto técnico como jugadores se marcaron como claro objetivo ganar el trofeo de la regularidad, el “pan y la mantequilla”, que dijo en su día Toshack para referirse a esta competición. La gestión de los recursos, numerosos y de primera categoría, fue discutida en diferentes fases de la temporada, pero ahora que ya se han disputado las 38 jornadas, el triunfo del equipo blanco da la razón al estratega francés. Con algún tropiezo a lo largo de la larga caminata recorrida, Zizou llega a la cima con su imagen cada día más valorada.
Las estrellas, empezando por Cristiano Ronaldo, devoraron a Rafa Benítez. Con la inestimable ayuda de Florentino Pérez, que primero exigió mano dura al ahora técnico del Newcastle y después escuchó, y apoyó, las quejas de los jugadores. Ese escenario tan complejo lo conocía Zidane cuando pisó por vez primera el vestuario del primer equipo. Muchos jugadores llevaban tiempo trasladando al presidente diferentes lamentos, sobre los métodos de trabajo del entrenador que esta temporada ha vuelto a triunfar en Inglaterra, ascendiendo a su equipo a la Premier League. Muy pronto, el francés cambió la dinámica en el trabajo diario, sintiéndose los futbolistas mucho más liberados con el nuevo jefe.
Cristiano, Isco, Morata…
Sin lugar a dudas, el jugador que más controversia ha generado desde que arrancó la competición es James Rodríguez. Está claro, porque él mismo escenificó su despedida, que la temporada que viene jugará en otra parte. Zidane ha tenido que ver algún mal gesto del colombiano, detalles que siempre pasó por alto cuando tuvo que valorarlo ante los medios de comunicación. Está claro que es un mediocampista que no le convence plenamente, pero le dio protagonismo en determinados partidos, consiguiendo que no se desconectara, lo que sí sucedió en el ejercicio anterior, cuando el talentoso cafetero empezó a cavar su tumba como jugador del Real Madrid de manera definitiva.
Mientras, otros jugadores que en muchos momentos no se han sentido plenamente valorados por Zidane son Isco y Morata. Pero los números y el rendimiento de ambos han sido satisfactorios, sobre todo en el caso del malagueño, en un estado de forma excepcional. Expira su contrato dentro de un año y las dudas circularon por su cabeza, al tener sobre la mesa interesantes propuestas. Sin embargo, ahora todo apunta a que en breve ampliará su compromiso con el club de Chamartín. Mientras, el delantero madrileño, que tiene muchas papeletas para cambiar de aires, ha llegado a los 20 goles esta temporada, cumpliendo a la perfección cuando su entrenador ha apostado por él.
Keylor Navas
La temporada pasada no pudo acabar mejor, con la Undécima bien fijada en el expediente del novato Zidane. Llegaba lo más complicado, conseguir que durante un año futbolístico sus jugadores no se desconectaran en algún momento, que diferentes fricciones pudieran surgir y lo ensuciaran todo. La realidad es que domar a los que moran en el vestuario de un equipo tan grande no es empresa sencilla de realizar, tampoco para el exitoso entrenador francés. Son varios los futbolistas que en deterninados instantes, más largos o más cortos, han torcido el gesto al no tener los minutos que pensaban debían sumar. Debates externos se han abierto sobre varios aspectos, pero Zidane siempre empleó la misma táctica: buenas palabras y una amplia sonrisa. Ni más ni menos.
Uno de esos debates se ha alargado hasta hace apenas unas semanas. Tras pasar por el quirófano el año pasado, el rendimiento de Keylor Navas no fue el de antes, durante largo tiempo se le examinó con lupa, cuando diferentes errores le colocaron en el centro de la crítica. Tipo muy querido y valorado en el vestuario, sus últimas actuaciones le han devuelto al lugar que antes ocupó, convirtiendo los ácidos juicios en constantes loas. Zidane nunca tuvo dudas, con palabras y hechos demostró que el portero titular del Real Madrid es el costarricense. Dio su pequeño espacio a Kiko Casilla en la Copa del Rey y en algunos partidos de Liga; ninguna queja hacia el canterano, pero el técnico cerró siempre cualquier polémica relacionada con la portería. Igual que los demás…