El irlandés Philip Mulryne jugó durante tres temporadas en el Manchester United.

Dublín.

A veces en el mundo del fútbol suceden cosas increíbles. Una de éstas es la historia de Philip Mulryne. Nacido en Belfast. A sus catorce años llegó donde muchos jóvenes futbolistas sueñan: Manchester United, a las órdenes del entrenador Alex Ferguson.

Con los «Red Devils» jugó tres temporadas, hasta 1999, antes de irse al Norwich City, donde disfrutó de los mejores años de su vida futbolística. Luego fue a parar al Cardiff City, el Leyton Orient y el King’s Lynn.

Su vida en la cancha duró doce años, tiempo en los que ganaba cerca de 800.000 dólares por temporada. También participó en 26 partidos de la selección de Irlanda del Norte. Incluso en 2005 fue expulsado por ir a tomarse unas cervezas durante una concentración. En ese entonces tenía novia, Nicola Chapman, una modelo.

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La historia de Mulryne, de 39 años, dio un giro radical en 2008, luego de su retiro del fútbol por lesiones y escándalos de evasión de impuestos. Lo común es que estos personajes sigan vinculados a la actividad, como entrenadores o comentaristas.

Pero Mulryne en cambio se decidió por los votos de castidad y pobreza. A los 31 años empezó a realizar obras de caridad. Fue entonces que conoció al obispo Noel Treanor, quien le sugirió seguir la vida sacerdotal.

Entonces en 2011 el exjugador viajó a Roma, Italia, para ingresar al Colegio Pontificio Irlandés y formarse en la carrera eclesiástica. Luego de un año llegó a la Casa del Noviciado Dominicano en Cork.

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Los estudios religiosos del ex «diablo rojo» dieron sus frutos cuando finalmente fue ordenado sacerdote de la Orden Dominica Irlandesa por el Arzobispo Joseph Augustine Di Noia OP. Mulryne ha pasado de jugar junto a leyendas como David Beckham y Ryan Giggs a convertirse en el padre Mulryne. De ganar 600.000 libras al año a hacer voto de pobreza.

Ahora se lo conoce como el padre Philip Mulryne.