Bolt es la máxima atracción a donde quiera que vaya. Se lo va a extrañar

Londres, Reino Unido.

Un atleta espectacular sobre la pista y una personalidad arrolladora. La leyenda de Usain Bolt no se construyó únicamente a golpe de títulos y récords, sino que también se engrandeció por su sentido del espectáculo y su alma de «showman», que le hicieron ser muy carismático para aficionados y anunciantes.

El ocho veces campeón olímpico se prepara, a sus 30 años, para su gran despedida en el Mundial de Londres (4-13 agosto). Será la cita en la que baje el telón y en la que sus fans podrán disfrutar por última vez.

Siempre sonriente y habitualmente acompañando sus éxitos con pequeños bailes, Bolt aportó una «cool attitude» al atletismo.

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Hay gestos suyos que pasaron a la historia, como su brazo elevado al cielo, a modo de firma personal por su apodo de «Rayo». Hasta Barack Obama, entonces presidente de Estados Unidos, lo reprodujo en una visita oficial a Jamaica en 2015.

Nadie más que Bolt disfrutó de una fama y un reconocimiento de ese nivel, en un deporte como el atletismo, huérfano de superestrellas desde los años del estadounidense Carl Lewis, entre 1980 y 1990. Es probable que tras la retirada de Bolt el trono permanezca vacante durante unos años, hasta que aparezca otra figura capaz de asumir tal responsabilidad.

Carisma sin igual

«Es un genio. Tiene un carisma sin igual en la historia de nuestro deporte y en la del deporte en general», estimó sobre él el presidente de la Federación Internacional de Atletismo (IAAF), Sebastian Coe, consciente del vacío que dejará Bolt.

«Sólo se le puede comparar a Mohamed Ali. Sitúo a los dos en la misma categoría. No sólo por sus logros y sus récords lograron ese nivel de notoriedad a escala mundial, sino también a su personalidad», apuntó.

La velocidad fue casi un juego para este niño grande, plusmarquista mundial de los 100 metros (9.58) y de los 200 metros (19.19). Su entrenador y mentor, Glenn Mills, tuvo que combatir a menudo con su afición a la fiesta y a la noche -DJ esporádicamente- para no descuidar la preparación.

Bolt dinamitó varios códigos del atletismo y también muchos usos y costumbres. Es difícil imaginar a otro atleta improvisar un baile de samba al final de la conferencia de prensa, con bailarinas brasileñas en los Juegos de Río.

Anomalía

¿Cómo no dejarse seducir por el encanto de un fenómeno de esa fuerza? Las marcas entendieron rápidamente que estaban ante un filón que podían explotar. Según la clasificación 2017 de deportistas mejor pagados del mundo, elaborado por la revista Forbes, figura en el puesto 23 con 34,2 millones de dólares de ganancias anuales, un 94 % de ellas procedentes de patrocinadores.

Batió todos los récords con primas de participación de 300.000 dólares por reunión, una anomalía absoluta en un deporte a menudo con presupuestos limitados.

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Gran hincha de fútbol, Bolt incluso se ganó contar con un personaje en el videojuego PES 2018.

«Su peso económico está ligado a dos factores: su lado deportivo y su condición de ‘showman’ en un deporte al que le hacían falta estrellas. Supo jugar con los códigos de la sociedad actual. Estamos en una sociedad de la imagen y de la comunicación, y él apostó por ello», explicó Vincent Chaudel, economista del deporte, sobre un atleta que cuenta con 4,75 millones de seguidores en Twitter y 7,1 millones en Instagram.

Su imagen también se vio a salvo de los terremotos vividos por el atletismo en la cuestión del dopaje. «Forma parte de esos deportistas con gestos técnicos puros, como Roger Federer, a los que no se imaginan mezclados con ese tipo de temas», señaló Chaudel en alusión al dopaje.

Tomado de: AFP