Generalmente ocurren tras o durante la práctica de actividad física
Tegucigalpa, Honduras
Las causas de los calambres pueden ser varias: deshidratación, falta de sales minerales, un calentamiento inadecuado o inexistente o, simplemente, exceso de uso muscular. En muchos casos, tiene que ver más con los dos últimos factores que con los dos primeros, a pesar de que sean más conocidos.
Aunque nos han contado muchas teorías sobre cómo actúa un músculo, este sólo puede hacer una cosa: contraerse. Si durante mucho tiempo solicitamos su acción, llega un momento en el que pierde la capacidad de hacerlo adecuadamente, se contrae por exceso para defenderse y lo hace a tirones.
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¿Qué podemos hacer para evitarlos? Hidratarnos adecuadamente. Las bebidas ricas en sales minerales, por ejemplo, son una buena opción, sobre todo, si sudamos. Una alimentación rica en frutas y verduras también es determinante para la correcta contracción muscular. Por su parte, el entrenamiento adecuado, respecto a la intensidad y cantidad del mismo, es fundamental; al igual que el calentamiento previo a la actividad.
Además, hacer ejercicios de flexibilidad o estiramientos justo en el momento del calambre te será de gran ayuda. De hecho, debes estirar el músculo protagonista de la contracción para detenerla. Muchas personas hacen justo lo contrario y, por tanto, favorecen el calambre. Un suave auto masaje será un buen remedio.
Cuando ocurran, basta con realizar un pequeño estiramiento, disminuir la intensidad o, incluso, detenerla y poner los medios para que no vuelvan a suceder: una dieta adecuada, entrenamiento de forma habitual y prestar atención a la recuperación.