En Girona tendrá muchísims chances de brillar y de dejar huella en una ciudad donde 28, 300 hondureños tratan de hacer lo mismo
Honduras
Nunca antes hubo tanto debate sobre la capacidad de un jugador hondureño como sucede con Anthony Lozano. Buena parte de los aficionados nacionales no lo considera bueno, es la percepción general. Mientras, en la prensa deportiva se cree lo contrario y hasta es tabú hablar mal del Choco.
Los números son buena medida. En Tenerife anotó diez goles por temporada. En Olimpia llegó a marcar 30 goles entre 2014 y 2015. En la Selección Nacional son pocos pero importantes, como los marcados en los Juegos Olímpicos de Río, uno ante Argentina, de penal, eso sí.
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Pero si miramos lo que significó el hondureño en el Barcelona B, las cosas cambian. Cuatro goles y cuatro asistencias en 20 partidos no es bueno, menos para la exigencia de la institución culé. La ilusión que algunos llegaron a considerar de que jugaría en el primer equipo es algo que esta muy lejos no solo para él, sino para todo el fútbol hondureño, es la realidad y con esto no se dice nada nuevo.
Choco no iba a triunfar en el Barca, no es de mala fe decirlo, es de poner los pies sobre la tierra. De hecho cuando se decidió por la filial blaugrana, dio la sensación de que no era la mejor opción sobre todo porque rechazó ofertas de Getafe, Leganés (Hoy semifinalista de Copa tras eliminar al Real Madrid) y el mismo Girona.
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Ante el coqueteo con el descenso del Barca B en segunda y las nuevas incorporaciones del equipo, fichar por el Girona es la mejor decisión que pudo haber tomado el futbolistas. Tendrá muchísimas chances de brillar y de dejar huella en una ciudad donde 28, 300 hondureños tratan de hacer lo mismo.