En entrevista con EFE el goleador catracho habla de sus inicios, la dura infancia, su primer paso por España y la consolidación en Girona

Honduras

A pocos días de cumplir sus 25 años, el delantero hondureño del Girona, Anthony «Choco» Lozano, cuenta a los medios internacionales cómo se ha formado una carrera futbolística repleta de éxitos. Sin embargo, todo no ha sido fácil para un joven que ha luchado por un sueño que creció en las mejengas callejeras a pesar de que tuvo una dura infancia.

Así detalla el medio Sport de Barcelona, la trayectoria futbolística del «Choco» Lozano y muestra la entrevista que le realizó la Agencia EFE al exitoso delantero.

Después de convertirse en el futbolista más joven en debutar y en anotar un gol en la Liga Nacional de Fútbol Profesional de Honduras siendo jugador del Olimpia y de vestir las camisetas del Alcoyano, Tenerife y de los filiales del Valencia y el Barcelona; en invierno el delantero de San Pedro Sula cumplió el sueño de llegar a la Primera División española.

Vea además: PSG acepta negociar la salida de Neymar

El Choco firmó entonces un contrato por cuatro temporadas y media con el Girona, el equipo revelación de esta temporada. El pasado 3 de marzo, Lozano se estrenó como goleador en la máxima categoría del fútbol español con un tanto al Villarreal (0-2 en el Estadio de La Cerámica.

Así, sucedía a los tres únicos futbolistas hondureños que hasta el momento habían conseguido anotar un tanto en Primera: José «Coneja» Cardona (Elche y Atlético de Madrid), Gilberto Yearwood (Elche y Valladolid) y José Roberto «Macho» Figueroa (Murcia), que en 1985 anotó el último gol catracho en la competición española.

«Imagínate, hace 33 años. Yo aún no había nacido todavía. Eso es algo maravilloso. Llegar a meter gol en Primera División es algo espectacular», asegura en una entrevista con EFE el «19» del conjunto rojiblanco el mismo futbolista que creció «viendo los resúmenes de las mejores jugadas de Messi, Ronaldinho y Robinho».

El Choco cuenta ahora con el respaldo de todo un país que sigue muy de cerca sus evoluciones y aspira a aportar su granito de arena para que «se dé a conocer el talento y el potencial que hay en Honduras y para que más adelante puedan venir más hondureños a la liga española».

Le interesa también: Cristiano sigue enamorado de Irina Shayk

«Ahí el fútbol es una locura, es el deporte mayoritario y a la gente le encanta, pero lo que pasa es que, a nivel nacional todavía no se ha desarrollado una estructura buena. A uno le toca salir de ahí para poder avanzar», lamenta, con la esperanza de que algún día Honduras cree «una buena base de fútbol que pueda servir para competirle a países más grandes».

¿Después de anotar su primer gol en Primera División y de jugar en estadios como el Camp Nou o el Santiago Bernabéu, conseguir clasificarse para la Liga Europa con el Girona supondría cumplir otra gran meta para tu carrera, no?

El sueño está ahí, latente. Pero obviamente no va a ser nada fácil, tenemos que luchar y competir en todos los partidos que quedan; tenemos que ser conscientes de que hay que seguir con la humildad que siempre ha caracterizado al equipo y de que hay que continuar trabajando como se ha hecho hasta ahora. Mientras tengamos opciones vamos a pelear para conseguirlo porque este equipo se merece algo más, se merece algo bueno. Estar haciendo todo esto en el primer año en Primera División tiene un mérito enorme.

A nivel personal, ¿cómo valora estos primeros meses en el Girona?

También es bueno empezar así, poco a poco. Con la temporada que están haciendo Cristhian Stuani y Portu es muy difícil entrar de titular. Yo trato de aprender de ellos día a día, al igual que de Àlex Granell, de Borja García y de toda la gente que está jugando. Viendo la calidad que tienen, uno tiene que observar y tratar de aprender de los compañeros. Para mí, estar aquí es un orgullo y un honor. Estoy muy contento.

Trasladémonos a los inicios. ¿De dónde viene su amor por este deporte?

Yo empecé jugando en la calle, como la mayoría de los futbolistas. Tengo un hermano que, en ese momento, estaba en el Marathón, un equipo de la Primera División hondureña, y que, como me veía jugar en la calle, quizás vio que tenía algún destellito y me dijo si quería ir a las categorías inferiores de ese club. Comencé ahí, desde muy pequeño, y, poco a poco, fijándome en él y en un tío mío que también jugaba al fútbol, fui creando esta pasión. Al cabo de un tiempo, el fútbol ya lo era todo para mí. No iba al colegio; le decía a mi madre que iba a la escuela, pero me iba a jugar a fútbol en la calle. Cuando regresaba me ponía a hacer toques con el balón en casa y, cuando terminaba, me ponía a ver un partido. Estaba todo el día con el fútbol, cuando era pequeño todo era fútbol para mí. Tenía una pasión increíble.

Con todo, los inicios no fueron nada fáciles..

Mis cuatro hermanos y yo nos criamos con mi madre. Aunque vivía fuera de la ciudad durante la semana por el trabajo, mi padre también colaboraba en lo que podía y también fue un apoyo muy grande, pero fue ella la que más luchó para sacar adelante a toda la familia. Era enfermera y, a veces, tenía que trabajar todo el día y toda la noche. Al principio fue duro, porque nosotros sabíamos todo lo que ella tenía que sacrificarse, pero al final, con perseverancia, ganas e ilusión, uno siempre puede salir adelante. Poder estar hoy aquí demuestra que todo sacrificio tiene su recompensa y que todo ha valido la pena.

¿Recuerda cuando estrenó sus primeras botas?

Al principio, cuando jugaba en la calle, yo tenía mis zapatillas, pero prefería jugar descalzo. Mi madre hacía el sacrificio y me las compraba, pero yo no las quería ensuciar, no las quería romper. Me las quitaba y jugaba descalzo en la calle. Es que, para mí, esas botas significaban mucho sacrificio y, además, si las llevaba sucias a casa me caía una … Recuerdo con mucho cariño que las primeras zapatillas que tuve me las regaló mi cuñado. Son recuerdos muy bonitos que te quedan para toda la vida.

La perseverancia, las ganas y la ilusión que menciona también debieron jugar un papel clave para escapar de las bandas y del narcotráfico.

No es fácil no caer en todo eso, sobre todo cuando eres de un barrio muy humilde en el que hay muchas malas influencias. La verdad es que tengo muy buenos recuerdos de mi ciudad, pero es cierto que cuando yo era pequeño estaba comenzando el tema de las pandillas. Y en mi barrio, la mayoría de los amigos y de la gente con la que crecí… Algunos tomamos un camino bueno y otros se fueron por el que no era. De hecho, algunos lamentablemente murieron por meterse en estas cosas. Todo esto se te queda para siempre, como una lección para la vida. Gracias a Dios, uno tomó el camino correcto y pudimos salir de allí y escapar de todo eso. Estoy muy orgulloso de todos los que lo han hecho.

En verano de 2011, después de truncarse un fichaje por el Tottenham, recala en el Valencia. Siendo tan joven, ¿fue duro dejar atrás Honduras para cruzar el Océano Atlántico y establecerse en España?

Al principio fue muy duro, sobre todo la primera vez que vine. El Valencia hizo el esfuerzo para traerme aquí, pero cuando llegué no tenía exactamente claro qué era lo que venía a hacer. Resultó que no era ni para el primer equipo ni para el filial y me dijeron que me iban a ceder al Alcoyano, un equipo de Segunda A. Alcoy es una ciudad pequeña y los primeros dos o tres meses quería regresar a Honduras porque no conocía a nadie. Había muy buena gente en el club, pero yo era mucho más tímido y me costaba hacer amistades. Tenía 17 o 18 años, era muy cerrado y, para mí, era todo nuevo. Un país nuevo, una cultura nueva, una comida a la que no estaba acostumbrado? Me costó mucho adaptarme.

En 2013, tras una temporada en el Alcoyano y otra en el filial del Valencia, el conjunto ché decide no hacer efectiva la opción de compra y tiene que regresar a Honduras.

Fueron unos momentos difíciles, porque sentía que mi sueño de jugar en Europa se había quedado a medias. No habían salido las cosas como esperaba, pero desde que supe que el Valencia no iba a ejecutar la opción de compra me dije: ‘Me toca volver a Honduras, pero esto no se va a acabar aquí. Voy a seguir trabajando y si ya he salido una vez seguro que puedo volver a hacerlo’. Y así fue; regresé a Honduras, hice dos años espectaculares y, a raíz de eso, el Tenerife me dio la oportunidad.

Entre Segunda División y la Copa del Rey, marcó 20 goles en 68 partidos con el Tenerife. Como dice, fueron dos temporadas muy buenas.

Los años que estuve en Tenerife los aproveché y los disfruté mucho y, después ,se me abrió la puerta del Barça B. Tenía opciones de fichar por equipos de Primera, pero yo quería probarlo, quería saber lo que era estar en el Barcelona porque era otro sueño que tenía de pequeño. Son los equipos que uno ve desde pequeño y siempre tienes la curiosidad de saber cómo es por dentro. Tuve la posibilidad de entrenar con el primer equipo, con jugadores que son de los mejores del mundo y a los que uno admira como Leo Messi o Luis Suárez. Me siento orgulloso de haber podido estar ahí.

Ahora afronta el reto de jugar en Primera División con el Girona.

Aquí estoy muy contento. Estar en Primera División es un sueño hecho realidad, sobre todo en un equipo con un nivel de confianza increíble como es el Girona. Hace unos meses, una persona me preguntaba si venir del Barça B al Girona era un paso atrás y no es ni mucho menos así. Creo que es un paso de gigante hacia adelante, porque estar en Primera no lo hace cualquier jugador y menos de un país como Honduras, que aún es más complicado porque allí aún no se ha explotado el potencial futbolístico que hay.