Cristiano Ronaldo no pudo avanzar con su Selección en lo octavos de final
Edison Cavani fue la gran figura de Uruguay aunque terminó tocado
Sochi, Rusia
Dos equipos parecidos tácticamente se enfrentaron en los octavos de final. Cristiano resintió más que nunca la soledad de una Portugal decente pero sin explosión. Mientras tanto, Uruguay, tiene compañía en ataque y defensa, fue más equipo y se notó en el campo.
Si ofensivamente Francia fue mucho más para Argentina, entonces, defensivamente, lo fue Uruguay sobre Portugal. Ya se advertía antes del Mundial, sobre el proceso charrúa, su combinación de jóvenes y veteranos que le dan un equilibrio envidiable.
No es mal equipo Portugal. Hay jugadores interesantes como Joao Mario, William, Bernardo Silva y Goncalo Guedes. El problema, es que está diseñado para defender el marcador que por lo general es favorable gracias a Cristiano Ronaldo.
Probablemente, los lusos perdieron el partido desde el momento en que Uruguay marcó primero. Ése centro que tenía más pinta de tiro, de Luis Súarez, sorpresivo como el remate poco ortodoxo de Cavani, le dio el pase al equipo sudamericano más allá de lo que sucedió después.
En el empate de Pepe, Portugal cometió otro error, buscar el 2 a 1. Convenía más, para la clase de equipo que tiene, ordenarse y esperar la oportunidad de Cristiano adelante. El segundo gol de Cavani, ¡Un golazo!, hizo que de nuevo los lusos adelantaran líneas, muy difícil, porque del otro lado estaban Godín, el mejor central de la Copa hasta el momento, Jiménez, cumplidor, Cáceres, Nández y Laxalt, éstos dos últimos seguramente serán contratados por los grandes de Europas después de la actuación de hoy.
Lo mismo sucedió, en un plano de ataque, con la eliminación de Argentina ante Francia. Kylian Mbappé lideró una ofensiva mejor trabajada. Messi, por más que sea lo que es, no tiene un equipo trabajado, es un cuadro anárquico y en el fútbol de hoy, «los magos necesitan de grandes escenarios» como dice Menotti.
Ninguno de los dos puede solo, pero más importante es: ninguno de los dos tienen equipos trabajados en una identidad de juego competitiva. Se puede hablar del estilo alemán, francés, español y brasileño, pero cuando se habla del estilo portugués y argentino es un dolor de cabeza definirlos, allí está el gran problema.