Los colchoneros se impusieron por la mínima diferencia, gracias a un gol tempranero de Saúl. Pese a que los «reds» tuvieron la posesión, el Atleti tuvo el partido controlado en todo momento
Madrid, España
Si alguien pensaba que el Liverpool, por muy campeón de Europa que fuera, se iba a pasear por el Wanda Metropolitano es que no conoce al Atlético de Madrid. Al equipo del Cholo Simeone, concretamente.
El equipo rojiblanco tumbó en la ida de los octavos de la Champions League 1-0 al líder invicto de la Premier gracias a un gol temprano de Saúl Niguez y a un recital defensivo de época con el que no concedió ni un solo entre palos a uno de los mejores ataques del mundo.
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El choque tuvo el inicio soñado para los colchoneros, que marcaron a los cuatro minutos gracias a un tanto de Saúl, que se encontró un balón en el área pequeña tras un córner que no tuvo más que empujar a la red. No fue, sin embargo, algo casual. El Atlético había salido a por todas, no dejó dar dos pases seguidos en el inicio a los ingleses y fruto de su presión llegaron varios ataques que acabaron en el tanto inicial.
Sabedor de la potencia del rival, el Atlético se dedicó a hacer lo que mejor sabe: defender. Todos sus futbolistas dieron cátedra de cómo defender ante uno de los mejores ataques del mundo. Ni rastro de Salah y Mané, anulados. Ni una ocasión de gol concedió el conjunto rojiblanco pese a que hubo tramos de asedio total y absoluto con un Liverpool que exhibía una presión asfixiante que hacía que los «reds» robaran un balón tras otro en campo rival.
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El partido no bajó su intensidad en ningún momento, con dos equipos muriendo en el campo, apretando por cada balón. El Atlético buscaba una contra pero sin encontrarla más allá de un disparo lejano de Lodi, mientras que Henderson tuvo una ocasión clarísima en un remate que se perdió, de nuevo, pegado al palo derecho de Oblak.
El Liverpool lo intentó hasta el minuto final, pero siempre había un defensa, un pie, una cabeza, algo que evitaba el gol de los ingleses, a los que le tocará intentar superar el muro rojiblanco en Anfield.