Marcos Mas, abogado y actual asesor de la Asociación de Baloncestistas Profesionales, descartó que los cuatro únicos equipos del fútbol español que no son sociedades anónimas deportivas tengan que convertirse por culpa del COVID-19 y la recesión que provocará
Madrid, España
La crisis económica desencadenada por el coronavirus ha llevado a algunos economistas a advertir del peligro de que los cuatro clubes profesionales del fútbol español que aún son asociaciones deportivas -Barcelona, Real Madrid, Athletic de Bilbao y Osasuna- tengan que convertirse en sociedades anónimas deportivas para superar las pérdidas que sufrirán durante esta etapa.
Pero Marcos Mas, abogado, actual asesor externo de la ABP (Asociación de Baloncestistas Profesionales) y miembro de las comisiones jurídica y disciplinaria del FC Barcelona entre 2010 y 2015, no considera que exista ese peligro teniendo en cuenta lo que dice la Ley del Deporte de 1990. Mas profundizó en el asunto en una entrevista con EFE.
Algunos economistas entrevistados por EFE consideran que los clubes que son propiedad de los socios pueden sufrir durante esta crisis para mantener su condición excepcional. ¿Usted ve ese peligro?
No, no es la primera vez que alguno de los cuatro clubes profesionales que subsisten en el fútbol español con esa condición tiene pérdidas en un ejercicio y no ha habido ningún problema en ese sentido.
¿Qué dice la Ley del Deporte de 1990 sobre el asunto?
La Ley del Deporte de 1990 dice que cualquier club de Primera y Segunda en fútbol y de la ACB y la LEB Oro en baloncesto tiene que convertirse en sociedad anónima deportiva. Los cuatro clubes que no dieron ese paso tienen desde entonces un régimen que yo llamo ‘especial’ y otros ‘privilegiado’. Este asunto llegó a la Comisión Europea, la cual dijo que había ayudas de Estado por el trato diferenciado que hay entre clubes deportivos que han podido mantener su estructura y el resto, que tuvo que transformarse obligatoriamente.
¿Por qué a los clubes mencionados se les permitió mantenerse como asociaciones deportivas?
Porque eran clubes históricos que durante cuatro ejercicios consecutivos mantuvieron un saldo positivo de patrimonio neto en sus cuentas.
¿Y qué sucedería si ahora tuviesen cuatro años consecutivos de saldo negativo?
Nada. La Ley del Deporte no prevé que los cuatro clubes deportivos deban convertirse en sociedades anónimas deportivas si encadenan cuatro años de pérdidas en su gestión económica. Además, lo que se está comentando es que por el impacto de esta maldita pandemia algún club de los que mantienen su estructura asociativa pueda tener alguna pérdida en el ejercicio, lo cual no tiene que ver con el saldo neto de patrimonio negativo. Esto se tiene que matizar para no confundirnos.
¿Es un error o un acierto que la Ley no penalice cuatro años consecutivos de pérdidas?
Se trata de entidades asociativas que desde 1990 tienen un régimen de responsabilidad y de garantía respecto su patrimonio y para sus socios que es totalmente diferente al de las sociedades anónimas deportivas y que funciona bastante bien. El mismo directivo, para tomar el cargo en una asociación como el Barça o el Madrid, debe avalar el 15% del presupuesto de gastos. Estamos hablando de unos 150 millones de euros. En el caso del Madrid incluso el aval tiene que ser personal, lo cual nos lleva a una cierta endogamia, pero este es otro asunto. Y hay una segunda garantía.
¿Cuál es?
La segunda garantía es que, si el club deja pérdidas en todo el periodo de gestión de un mandato, que ya no es un año, sino seis en el caso del Barça, habrá una acción social de responsabilidad. Como sucedió en el Barça en 2010 con la junta directiva de Joan Laporta.
Así, ¿no hay nada que obligue a estos cuatro clubes a convertirse en sociedades anónimas deportivas?
La transformación de estos cuatro clubes en sociedades anónimas deportivas es básicamente voluntaria. Depende de sus asambleas. Nunca será obligatorio, ni que haya cuatro años consecutivos de pérdidas. Los mecanismos de protección al final del mandato si éste tiene un balance negativo son otros: la acción de responsabilidad y la ejecución del aval.
¿Tampoco prevé un cambio en este sentido el anteproyecto de la nueva Ley del Deporte?
No, va por unos derroteros mucho más interesantes: que el modelo sea opcional. Esto demuestra el fracaso de las sociedades anónimas deportivas. Se tendría que recuperar el anteproyecto, que ahora está en un cajón después del cambio de gobierno y con la situación que estamos viviendo, y darle un vuelco a todo el modelo.
¿Ve posible que en 10 o 20 años por voluntad propia alguna de las cuatro asociaciones deportivas de LaLiga escoja convertirse en una sociedad anónima deportiva?
Las marcas que están detrás de Barça y Madrid son muy potentes y desde un punto de vista mercantil pensar que entidades que generan 1.000 millones de euros por temporada no se dedican a generar negocio es engañarse. Así que no habría muchas más razones para hacerlo que las propias estructurales del club deportivo en la configuración actual. Me explico.
Adelante.
Hoy en día Josep Maria Bartomeu en el Barça ha tenido problemas para encontrar un directivo con el que sumar los 14 obligatorios porque la gente no sabe mucho de la situación y se asusta con el hecho de que la entidad pueda tener un año de pérdidas y se pueda dar una posible acción de responsabilidad. Aunque los directivos que entran ahora no tienen que avalar, tienen esa duda.
¿Esto provoca que muchos prefieran no ser directivos de una asociación deportiva?
Si por una gestión óptima en lo deportivo en el conjunto de la gestión del mandato generas pérdidas por alguna compleja razón nos aparece la acción de responsabilidad. El aval y la acción de responsabilidad objetiva son los dos grandes problemas que le veo al modelo y que algún día podrían dar lugar a que Barça y Madrid se plantearan ser sociedades anónimas deportivas. No sabemos cuánto durará esta crisis y cuánta gente estará dispuesta a tomar esos riesgos. Así que puede ser que el modelo se agote por culpa de esta crisis.
¿El modelo de Barça, Real Madrid, Athletic de Bilbao y Osasuna es único en Europa?
Esta regla no existe en cualquier otro país de nuestro entorno. Por eso en algún momento se ha llegado a plantear que éste era un régimen privilegiado al considerar que estos clubes recibían ayudas de Estado. Pero la industria del fútbol ha cambiado por otros derroteros. Luego resulta que se te meten fondos saudíes o cataríes. Podemos pensar que la gobernanza del Barça o el Madrid depende de los socios y que somos los propietarios, pero la realidad es que la economía y la gestión del club dependen de los patrocinadores. Nos creemos unos modelos que son una cosa muy diferente a lo que parecen. Y los clubes que no están en manos de patrocinadores están en manos de ciudades-estado. París, Manchester_
¿Cuál es el modelo que impera en Europa?
Sociedades mercantiles en las que suele haber un inversor que quiere recuperar su dinero. Y en el modelo alemán, la regla es mucho mejor porque hay una cortapisa, que por lo menos el 51% del capital social esté en manos de los aficionados, aunque es difícil determinar qué es un aficionado y qué no.
¿El modelo español es mejorable?
El modelo es mejorable porque en España se genera una dicotomía de entidades deportivas que no es buena. Esto es lo que el anteproyecto de la nueva Ley del Deporte estaba intentando arreglar. Lo que pretendía era que si un equipo de Segunda B tiene la gran suerte deportiva de subir a Segunda A no tenga la desgracia institucional y económica de tener que transformarse en una sociedad anónima deportiva. Sino que sea opcional. Y el anteproyecto también pretendía atajar los lobbies y los centros de poder en las sociedades anónimas deportivas para que la mayoría del capital quede en manos de los aficionados del club.
¿El fútbol español está lejos de llegar a esta situación?
Este modelo no funciona. Muchas veces el principal accionista de la sociedad anónima deportiva acaba siendo quien era acreedor cuando era una asociación deportiva. Es justo lo contrario que se pretendía con la Ley del Deporte. Los dos objetivos eran racionalizar el gasto y profesionalizar la gestión, y ni una cosa ni la otra se han conseguido.