En una entrevista al diario deportivo italiano «La Gazzetta dello Sport», que tuvo lugar a principios de diciembre en El Vaticano, el papa habló sobre Maradona, los recuerdos de su infancia y el dopaje en el deporte
Roma, Italia
El papa Francisco ha afirmado, en una entrevista que publica este sábado (02.01.2021) el diario deportivo italiano La Gazzetta dello Sport, que Maradona fue «un poeta en el campo» pero también un «hombre muy frágil».
El diario italiano explica que la entrevista fue realizada a principios de diciembre en su residencia de Casa Santa Marta.
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«Conocí a Diego Armando Maradona con motivo de un partido por la Paz en 2014: recuerdo con placer todo lo que hizo Diego por Scholas Occurrentes, la fundación que se ocupa de los más necesitados en todo el mundo», dice Jorge Bergoglio.
«(Maradona) En el campo era poeta, un gran campeón que dio alegría a millones de personas, en Argentina como en Nápoles. También era un hombre muy frágil», añade.
El dopaje, «un atajo que anula la dignidad»
En la entrevista, en la que el papa habla de los valores del deporte como la inclusión, la tolerancia o el compañerismo para hacer un mundo mejor, también se refiere al dopaje para señalar que «no es solo una estafa» sino «un atajo que anula la dignidad».
«El talento es un regalo recibido, pero no es suficiente: hay que trabajar. Entrenar significará cuidar el talento, intentar hacerlo madurar en lo mejor de sus posibilidades», subraya. Y recuerda a los atletas que «corren los 100 metros en los Juegos Olímpicos» y que se entrenan durante años para «esos escasos segundos».
«De vez en cuando leo sobre algún gran campeón que es el primero en llegar al entrenamiento y el último en salir: es el testimonio de que la fuerza de voluntad es más fuerte que la habilidad», opina.
El Mundial de 1986
El Sumo Pontífice afirma que cuando supo que Maradona había fallecido, a los 60 años de edad, el pasado 25 de noviembre, rezó por él y envió un rosario a su familia, junto a algunas palabras de consuelo.
«Tengo un recuerdo personal vinculado al Mundial de 1986, el que ganó Argentina gracias a Maradona. Estaba en Fráncfort, fue un momento difícil para mí, estaba estudiando el idioma y recopilando material para mi tesis. No había podido ver la final del Mundial y recién al día siguiente me enteré de la victoria de Argentina sobre Alemania, cuando una chica japonesa escribió «Viva Argentina» en la pizarra durante una lección de alemán. Lo recuerdo, personalmente, como la victoria de la soledad porque no tenía con quien compartir la alegría de esa victoria deportiva. La soledad te hace sentir solo, mientras que lo que embellece la alegría es poder compartirla», recuerda.
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Amante del fútbol y de su equipo San Lorenzo, el papa también rememora sus años de la infancia en Argentina, cuando iba con su familia al estadio El Gasómetro.
«Recuerdo, en particular, el campeonato de 1946, el que ganó mi San Lorenzo. Recuerdo aquellos días que pasé viendo a los futbolistas jugando y la alegría de nosotros, los niños, cuando regresábamos a casa: la alegría, la felicidad en la cara, la adrenalina en la sangre», comenta.
Juego con una «pelota de trapo»
De pequeño también él jugaba al fútbol con una «pelota de trapo», en una plaza cercana a su casa; pero no era de los buenos, admite, sino más bien «lo que en Argentina llaman una ‘pata dura'».
Por eso acababa siempre jugando de portero, una decisión que le sirvió de escuela de vida, porque aprendió que «el guardameta debe estar listo para responder a los peligros que pueden venir de cualquier lugar».
Francisco reconoce que sigue con interés las noticias deportivas y en especial las historias de personas que «tratan de dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encuentran».
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En las 31 preguntas de la entrevista, habla también del deporte paralímpico para valorar la fortaleza y las ganas de vivir de los deportistas con discapacidades y admite que le gusta «la idea de la inclusión del deporte», pero también la que enseña a «no darse por vencido» y a seguir luchando para no rendirse.
Y acaba con un deseo para 2021: «Mi deseo es muy simple, lo digo con las palabras que escribieron en una camiseta que me dieron: ‘Mejor una derrota limpia que una victoria sucia’. Es la manera más hermosa de jugar tu vida con la cabeza en alto».