Roma, Italia
En un pequeño campo de fútbol romano, varias jugadoras se pasan el balón mientras calientan para el partido, una escena de lo más normal si no fuese porque las protagonistas son diez monjas que hoy se han quitado el hábito para calzarse las botas y retomar su pasión por el fútbol.
Sor Emilia es una de las jugadoras más veteranas del equipo Sister Football Team, uno de los cuatro equipos que juegan de «forma profesional» en la primera Liga Nacional de Fútbol de Monjas de Italia, que cuenta con el apoyo del Comité Olímpico Nacional Italiano (CONI) y la Federación italiana de Fútbol (FIGC).
Y con él ha podido recuperar su afición por un deporte que no solo le apasiona, sino que practicó profesionalmente como miembro de la selección femenina de fútbol de Rumanía cuando tenía solo 18 años.
«Yo pensé que cuando a los 23 años entré en la congregación había dejado las zapatillas y no jugaría más», explica en una entrevista con Efe mientras descansa del entrenamiento de hoy.
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Sin embargo, Sor Emilia nunca renegó del «deporte rey», abriendo una escuela de fútbol para niños hasta que en 2021 fue reclutada para formar parte de este curioso equipo que despierta el interés de los jóvenes contra quienes compiten habitualmente para entrenarse.
«Cuando nos ven, los jóvenes se quedan sorprendidos de que seamos monjas que se visten con pantalones y juegan a fútbol», comenta entre risas la religiosa cuando explica que lo primero que pasa por la mente de quienes no las conocen es la imagen de monjas vestidas con túnicas y con tocado sacadas de la comedia «Sister Act».
Pero más allá de la ficción cinematográfica, las jugadoras entrenan con diligencia y siguiendo las estrategias que plantea su entrenador y fundador, Moreno Buccianti, que en 2015 creó un equipo de fútbol de sacerdotes.
En 2021, en medio de la pandemia del coronavirus, Buccianti decidió que era el turno de reunir a varias «monjas con una pasión por el fútbol».
Gracias a este iniciativa, 18 monjas de distintas partes de Italia y diversas congregaciones, han podido volver a ponerse las espinilleras para jugar en la inédita Liga Nacional de Fútbol de Monjas, en la que los cuatro equipos que existen de religiosas de toda Italia «compiten siempre con un objetivo solidario para ayudar en distintas campañas benéficas», añade el entrenador.
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«Nuestro campeonato es diferente porque somos monjas de congregaciones distintas y eso no es fácil, pero tenemos un único objetivo, evangelizar, porque aún compitiendo, jugamos por Cristo, nuestro mayor seguidor», sostiene Sor Emilia.
Y es que para estas jugadoras, el proyecto va más allá de competir en un deporte: lo viven como una oportunidad para experimentar juntas un deporte les ayuda a conectar con Dios y «evangelizar a través del balón».
«La normalidad de las monjas que juegan a fútbol es un testimonio de que juntas podemos construir solidaridad y el bien, y creo que esto es un testimonio del Evangelio», apunta Sor Lara, que ha jugado al fútbol desde pequeña.
En cuanto se enteró de la existencia del equipo, esta monja italiana no dudó a ponerse en contacto con Buccianti para unirse, una decisión a la que invita a aquellas compañeras que dejaron de jugar cuando se convirtieron en monjas, «porque vivir días en los que vas al campo en pantalones es algo bello».
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En esta línea, Sor Celeste explica a Efe, en un perfecto español, cómo esta iniciativa demuestra que «cuando entras en una congregación no tienes que dejarlo todo porque Jesús no te quita nada, sino que te lo da todo, y las monjas deben recuperar sus pasiones».
Por este mismo motivo, la veterana Sor Emilia recuerda algo importante: «Aunque el fútbol en Italia es de hombres y en la Iglesia a la mujer se la ve poco, el primero en venir a vernos jugar a balón y el primer seguidor es el papa Francisco».
Su próximo torneo será en el pueblo natal de San Francisco de Asís, donde competirán con los demás equipos de religiosos que forman parte de la Liga Nacional, un primer paso con el que Buccianti espera coger el ritmo para comenzar a organizar más torneos solidarios.
Este futuro agrada a las jugadoras que aguardan con ansias poder jugar y disfrutar del deporte, tanto las más jóvenes como la más veterana, como Sor Emilia, que afirma con seguridad que no parará de jugar, aunque a sus 52 años sea mayor que «el mejor jugador del mundo, (el sueco Zlatan) Ibrahimovic», de quien es una fan absoluta. (Tomado de Efe).