Sao Paulo, Brasil

El mismo Brasil que aclama a sus ‘cracks’ negros le da la espalda cuando alguno de ellos quiere sentarse en el banquillo como entrenador, consecuencia del racismo y de prejuicios heredados de la esclavitud que aún hacen estragos en el país, según expertos.

El campeonato de fútbol de primera división, en el que participan veinte equipos, solo cuenta con el entrenador negro del Goiás, Jair Ventura, hijo del mítico atacante Jairzinho, campeón del mundo en México-1970.

Y lo más habitual cada temporada es que no haya ninguno, pese a que en la liga brasileña muchos jugadores son negros y un largo etcétera de entre ellos ha maravillado, empezando por Pelé.

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«Lo más impresionante de ese dato no es que no haya entrenadores negros (…), sino que ese debate ni siquiera existe en el fútbol brasileño», dice Marcelo Carvalho, director ejecutivo del Observatorio de Discriminación Racial en el Fútbol.

«A la sociedad brasileña no le extraña no tener personas negras en esos espacios. ¿Por qué? Porque en Brasil no es común tener personas negras en esas posiciones. El fútbol termina siendo una repetición (…) de esa sociedad racista», explica a la AFP.

Pese a que los negros y mestizos son el 55,8 por ciento de los 213 millones de habitantes de Brasil, estos apenas tienen una representación del 24,4% en el Congreso y del 29,9% en cargos de gerencia, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE).

«Prejuicio estructural»

El balompié no es ajeno a esas tendencias en el último país de América en abolir la esclavitud (1888).

Los DT autoidentificados como negros que han dirigido en los últimos años se citan casi de memoria: Andrade, Cristóvão Borges, Marcão, Roger Machado, Jair Ventura…

Aunque los cambios y las rotaciones de timoneles en el Brasileirao son muy frecuentes, algunos de ellos, como Andrade, campeón al mando del popular Flamengo en 2009, desaparecieron del mapa futbolero.

En la corta lista podría incluirse también a Vanderlei Luxemburgo, segundo afro en comandar la ‘Seleção’ (1998-2000) tras Gentil Cardoso en 1959, pero como el exmadridista, muchos se abstienen o tardan en reconocerse de esa raza.

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«Hay un prejuicio estructural (…) frente al técnico negro», afirmó el seleccionador brasileño, Tite, en octubre.

La discriminación se debe a que, a diferencia de los jugadores, los entrenadores aspiran a posiciones de poder, coinciden expertos consultados. Y en ese camino afloran prejuicios de la época de la esclavitud fabricados para cuestionar su intelecto y liderazgo.

«Tras el fin de la esclavitud, en Brasil no hubo una política de oportunidades para las personas negras, por ello quedó en la mentalidad de la sociedad que los negros no ocupan esos espacios (de poder o liderazgo) porque no quieren o son inferiores intelectualmente», explica Carvalho.

Poco compromiso

Roger Machado cuenta que a lo largo de sus 47 años de vida ha sido víctima de actos discriminatorios, dentro y fuera del campo de fútbol, como cuando lo confunden con un escolta al acompañar a una de sus hijas, fruto de su matrimonio interracial.

«En mis primeros trabajos de técnico muchas veces, cuando me despedían, cuestionaban mi capacidad de dirigir grupos, pese a que esa era una de mis virtudes cuando era jugador, la del liderazgo, ser capitán», dice a la AFP.

Roger Machado, uno de los técnicos brasileños que sufren de racismo.

Tras colgar los botines en 2009, el exdefensor empezó una carrera que lo llevó a los banquillos del Atlético Mineiro, Palmeiras, Fluminense, Bahia y ahora del Gremio, que disputa la segunda división.

Aunque Machado destaca avances del antirracismo en los últimos tiempos que atribuye a las luchas de movimientos organizados, percibe poco compromiso del mundo del fútbol para forzar cambios.

«Creo que hay mucho margen para que muchos jugadores y entrenadores se involucren más, pero no los cuestiono (…) Como atletas somos entrenados para no salirnos del campo», apuntó.

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La socióloga Danielle Cireno, experta en desigualdad racial de la Universidad Federal de Minas Gerais, cree que el racismo puede desterrarse del fútbol y la sociedad con educación y políticas públicas.

«Ya hubo políticas de cuotas (para afrobrasileños) en las universidades, en concursos públicos. ¿Por qué no puede al menos sugerirse que haya una para entrenadores negros?».

Brasil no obstante no es una excepción en cuanto a la falta de entrenadores negros: en el Mundial de Rusia-2018 solo una de las 32 selecciones, incluidas cinco africanas, tuvo un orientador negro: Senegal, con Aliou Cissé. (Tomado de AFP).