Tegucigalpa, Honduras
El técnico argentino del Olimpia Pablo Lavallén se olvidó del equipo el domingo para asistir al MinisterioTsebaoth en Tegucigalpa en donde fue invitado para compartir su testimonio de vida.
Lavallén brindó su testimonio para la congregación cristiana a la que por primera vez asistió desde que llegó al país, dejando claro que a pesar de sus logros deportivos se sentía vacío por no tener a Dios a su lado.
Vestido con saco, el estratega de los merengues tomó el micrófono y aprovechó para desear un feliz día a las madres de la Iglesia por ser su día (ayer domingo).
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“Gloria a Dios, que linda bienvenida, Dios los bendiga, feliz día de las madres. En mi país no lo es, pero aquí sí, así que un gran saludo afectuoso para todas”, comenzó diciendo.
Lavallén se mostró sereno, sin las presiones dominicales de una jornada de fútbol y así que inició contando su testimonio.
“Mucha gente me conoce por mi trabajo, pero es un simple trabajo, uno trata de hacerlo de la mejor manera, unas veces le va bien, otras no tanto, pero detrás de cada persona hay un hombre, un padre, un hijo, amigo, ciudadano. A mí me encanta contar lo que Dios ha hecho conmigo, como fue mi inicio, ya que la mayoría me conoce por mi trabajo deportivo en Argentina, México y ahora que es la primera vez que salgo de mi país, pero en Dios no hay casualidades, yo sé que tengo un trabajo que hacer en lo natural, pero algo puedo hacer sobre lo espiritual”, dijo en su testimonio.
«El éxito, logros y objetivos realizados van y vienen en la vida. Lo que no se desvanece nunca es la vida eterna, es Su presencia.» -Pablo Lavallén
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— Ministerio Tsebaoth (@MinisTsebaoth) May 9, 2022
Luego reveló su inicio de su carrera del fútbol, donde en dos oportunidades casi pierde la vida cuando era un chico que jugaba en la calle.
«Nací en Buenos Aires y desde muy chiquito me veo con un balón, jugando al fútbol, vengo de una familia clase media, baja, mi papá era un albañil, mi mamá una ama de casas. Un día vino mi papá de trabajo me encontró en la calle, donde había mucho peligro que un auto te pudiera atropellar y me pasó dos veces: la primera vez me apoyé en el tonó y salté el carro y la otro me frenó una rueda cerca de mi cabeza por andar detrás de la pelota. Mi papá me llevó a un club y así hacerlo en un lugar adecuado y fue en River Plate, donde me fui formando como deportista”.
Un cáncer se llevó a su madre y lo marcó para siempre
“Tuve un golpe y fue la primera vez que recorrí fuerte a Dios. Fue a los 15 años, donde mi mamá contrajo cáncer y en menos de un año partió. Esa fue la primera vez que me arrodillé y le pedí a Dios que la salvara, pudiera ver mi progreso en River y las selecciones inferiores, pero no pudo ser. Ese día me enojé mucho con Dios por la muerte de mi mamá”.
En el 2003 la situación llegó a un estado crítico, luego que se tuvo que separar de su familia y regresar a México, donde pasó una tremendo bache.
El entrenador en su relato manifestó que se incorporó al camino de Dios, tras pasar un momento duro y luchar contra la depresión.
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“Tenía ataque de pánico, no podía estar en una habitación que estuviera bajo llave, donde no hubiera luz y cuando escuchaba un ruido pensaba que me iban a robar o matar, yo estaba con miedo”.
“Ese sentimiento de que algo me faltaba me empezó a perturbar. Yo tenía menos ganas de levantarme, ir a entrenar y no entendía lo que pasaba. Esto me causó una depresión al punto tal de no quererme levantar. Un compañero se dio cuenta en el plantel que algo me pasaba, pero yo no quería contarlo porque pensarían que estaba loco”.
El argentino confesó que sus compañeros le presentaron un pastor que lo ayudó a salir de su crisis con un mensaje que tocó su corazón. “Ese agujero que tienes en tu corazón tiene una forma y se llama Jesús. Lo único que te ayudará es que le des cabida en tu vida. Yo lloré y sentí que lo que me decía era bueno, él hizo una oración y le entregué la vida a Jesús”.
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Después de despedirse del pastor, Lavallén reveló que su vida cambió, su camino fue diferente dejando atrás las barreras, pero con una reflexión grande en su vida y con Dios en su corazón.
«El éxito, logros y objetivos realizados van y vienen en la vida. Lo que no se desvanece nunca es la vida eterna, es su presencia. Ser conocido por Dios es más importante que cualquier logro, esto nos hace ser hijos. Ahora Soy Hijo”, resaltó el entrenador.
Y reconoce que: “Dios sigue estando en cada momento y eso es más importante que cualquier cosa. Ser conocido por Dios y como hijos tenemos acceso al padre”.