Gelsenkirchen, Alemania
El Schalke regresa a la Bundesliga tras un año de transformación dentro y fuera de la cancha.
Un humillante descenso de la máxima división obligó a los gigantes tradicionales del fútbol alemán a reconstruir su plantel. Luego estalló la guerra en Ucrania y Schalke rompió los lazos con Gazprom, la empresa estatal rusa de gas que había sido su sostén financieron, dejando al club en un futuro incierto.
El ascenso de Schalke esta temporada reflejó el curso de su temporada: siempre viniendo de atrás. Se fueron al descanso perdiendo 2-0 ante St. Pauli, rival directo por el ascenso, pero se repusieron para ganar 3-2.
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«Le tengo un enorme respeto a este grupo, cómo supieron reaccionar. Ha sido increíble», dijo el técnico Mike Büskens, ídolo del Schalke que ganó la Copa UEFA como jugador en 1997. “Te vas abruptamente de la primera división, te quedas sin equipo. Y luego se arma un grupo en el que todos tienen la convicción de creer en sus compañeros y dejarlo todo en la cancha. Hay que decirlo, estos jugadores se lo merecen».
La nota negativa fue que varios aficionados resultaron heridos en los festejos luego que miles invadieron la cancha. La policía informó el lunes que 18 personas sufrieron heridas, nueve de ellos de seriedad.
“Esta invasión de cancha pudo haber terminado en desastre», dijo el jefe policial Peter Both.
En enero de 2021, Schalke se quedó a un partido de romper el récord de 31 derrotas seguidas en la Bundesliga. Al confirmarse el descenso tres meses después, los aficionados encararon a jugadores y empleados del club, con algunos siendo agredidos al salir del autobús.
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Cuando no se pudieron vender entradas por la pandemia de coronavirus, el club estuvo bajo riesgo de quedar insolvente. Incluso con la inyección anual de 20 millones euros (21 millones de dólares) por Gazprom en la primera división, Schalke se excedía en el gasto al competir por títulos en la Bundesliga y la Liga de Campeones, donde compitió por última vez en 2018-19.
Gazprom vende gas en vastas cantidades a industrias y países, pero no a residencias alemanas. El patrocinio siempre fue una paradoja.
El acuerdo comenzó en 2006 y el logo de la estatal rusa se hizo habitual en el corazón industrial de Alemania. Carteles de publicidad exhibían el logo de Nord Stream 2, el gasoducto entre Rusia y Alemania que hubiera extendido el contro de Gazprom del mercado europeo. Ese proyecto fue suspendido poco antes de la invasión.
Cuando Rusia invadió a Ucrania el 24 de febrero, Schalke rompió el acuerdo de patrocinio con Gazprom y Matthias Warnig, viejo amigo del presidente ruso Vladimir Putin, se retiró de la directiva. El nuevo auspiciante es una firma local de bienes raíces. No se ha hecho público, pero sería por mucho menos de lo que pagaba Gazprom, cuyo acuerdo era hasta 2025.
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Los hinchas emplearon calcomanías para cubrir el logo de la compañía rusa en sus camisetas o se apuraron a comprar otras sin el nombre de Gazprom.
Schalke ahora dona dinero a organizaciones benéficas que ayudan a Ucrania por cada nuevo socio del club y cada camiseta que se vende con el mensaje “Juntos por la Paz”. El arquero Ralf Fährmann obsequió boletos a un centenar de refugiados.
Volver a la Bundesliga era vital para Schalke en una división en la que compiten equipos como Hamburgo, Nuremberg y Hannover, todos habituales en primera y que siguen en declive tras descender.
La transición de vuelta a la Bundesliga no será fácil. Su baluarte en la temporada fue Simon Terodde, autor de 29 goles en igual cantidad de partidos. El atacante de 34 años se ha destacado en segunda división, pero reiteradamente ha desentonado en la máxima categoría. El japonés Ko Itakura, su mejor defensor, jugó cedido por el Manchester City.