República Checa

De adolescente, Jiri Prochazka repartió puñetazos contra otros hooligans en los oscuros callejones de la República Checa, hasta que encontró la luz en las artes marciales mixtas (MMA), disciplina en la que es ahora campeón del mundo.

En junio, en Singapur, este sólido grandullón de casi 30 años llegó hasta el límite de sus fuerzas y de su umbral de dolor para convertirse en el primer checo campeón del mundo de la UFC, la organización más grande de MMA.

«Cada uno debe encontrar su camino, el que se adapte mejor, y este es el mejor para mí», dice a propósito de esta práctica salvadora, desde su refugio perdido en medio de los bosques a una media hora en coche de su ciudad natal en Brno (sur). «Medito, me entreno y tengo la vida a la cual aspiro», continúa.

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Sin embargo, Jiri Prochazka, de 1,93 metros de altura, no siempre ha hecho alarde de la misma tranquilidad.

Durante los años 2000, el joven adolescente, en búsqueda de un sentido a su vida, cayó en el mundo hooligan alrededor del club FC Zbrojovka Brno. Durante unos cuantos años, dice haber participado en más de cien peleas callejeras contra otros grupos, un periodo del que no se arrepiente.

«Formaba parte de mi vida; sin ello, no sería quien soy hoy», explica.

«Libro de los cinco anillos»

A los 17 años, Jiri Prochazka encuentra una primera escapatoria al hooliganismo: se inscribe a clases de kickboxing y pelea legalmente, hasta ganar un título nacional dos años más tarde.

El joven checo emprende entonces el camino de la MMA, disciplina que sigue ganando popularidad a nivel global. Su talento le lleva rápidamente a Japón, donde se une a la Federación de combate Rizin.

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Es ahí y bajo los consejos de su entrenador, donde experimenta un encuentro clave, de esos que cambian la vida y forjan un nuevo destino: «El libro de los cinco anillos», obra escrita en 1645 por la leyenda samurái Miyamoto Musashi.

El exhooligan se impregna de los preceptos de este maestro de armas y del «Bushido», código de los guerreros japoneses. «Debéis sumergiros en vosotros mismos y seguir las reglas, ser honesto, valiente y calmado en los momentos difíciles», resume Prochazka, cuya parte superior del cráneo presenta el chonmage, moño tradicional de los samuráis.

«Acecho y ataco»

Ganador del título en Rizin, Prochazka recibió una llamada en 2020 de la organización de los campeonatos de Ultimate Fighting en Las Vegas. Su ascensión espiritual y deportiva le llevó al combate por el título mundial UFC contra el peso crucero brasileño Glover Teixeira.

Después de momentos de gran dificultad aparente, logró su título al final de una pelea épica, adaptada a su imagen, juzga el checo. «Algunos dicen que mi estilo es imprevisible. Pero no hago cosas imprevisibles. Estoy tranquilo, al acecho del punto débil de mi adversario y ataco», cuenta.

El checo ofrece un vistazo de su vida actual en los bosques apuntando la cámara de su teléfono hacia una ventana, a través de la que se observa un dojo esculpido en el suelo del bosque y equipamiento de entrenamiento hecho de madera local.

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Dispone de electricidad pero no de agua corriente, por lo que necesita realizar frecuentes desplazamientos de ida y vuelta al pozo más cercano. Condiciones de vida espartanas ideales para el nuevo campeón del mundo, afirma.

Han transcurrido ya dos meses desde su combate victorioso y Jiri Prochazka continúa recuperándose de una fractura, mientras prepara el próximo paso de su carrera y una eventual revancha contra el brasileño de 42 años.

«Siempre miro hacia delante. En nuestras vidas a veces hace falta luchar en diferentes circunstancias. Así que yo continúo aprendiendo. No debemos dejar de aprender nunca, en mi opinión», concluye el exhooligan. (Tomado de AFP).