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Llegó la victoria, llegó en Valladolid, con un disparo a puerta en el 91 y con Negredo como Salvador del conjunto amarillo. Llegaron los primeros puntos antes del parón liguero ante un rival directo en la lucha por la permanencia. Pero también cabe destacar que el partido estuvo lejos de ser calificado como ni siquiera notable por parte cadista. El rival fue mejor en casi la totalidad del partido, salvo en los minutos finales en los que el Cádiz resucitó.
Con la única novedad de Iza por Zaldua y la entrada Chust por Momo en el césped por Zaldúa el once de Sergio González era el mismo que ante el FC Barcelona. Aunque los primeros minutos, con algunas acciones de Sobrino y un centro chut de Espino traían un hilo de esperanza, el juego cadista volvía tras ese inicio esperanzador a mostrar los mismos problemas de la temporada. Atrás se empezaban a ver alguna falta de contundencia defensiva y delante tampoco aparecían ni las jugadas ni el balón parado.
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El Real Valladolid, sin mostrar demasiado en ataque, era como avisó su entrenador en la previa debía ser paciente. Poco a poco los pucelanos empezaron a asumir riesgos en ataque y el principal aviso llegó con un cabezazo de Weissman a la salida de un córner que detuvo Ledesma. Más allá de ello no gozó de grandes ocasiones antes del descanso pero sí fue ganando en confianza hasta el pitido del descanso.
En el descanso daba entrada a Alcaraz por Ocampo. Pero era el Valladolid el que seguía creciendo y el gol estuvo a punto de llegar si no llega a ser por Ledesma. El meta argentino en apenas dos minutos salvó primero en dos tiempos en línea de gol un disparo de Monchu y posteriormente una doble de Kike y Weisman. Tuvo que volver a aparecer el meta cadista sacando en el primer palo de puños y córner directo y Plano también mandaba un disparo a la parte superior del larguero desde fuera del área.
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Sergio seguía intentando cambiar cosas con sustituciones y daba entrada a Jose Mari, Bongonda y Negredo, pero la mejora seguía sin llegar.
En la recta final el Cádiz gozó de buenas llegadas, siendo la mejor un pase de Sobrino que no encontró rematador. Junto a esa otras dos acciones que ofrecieron quizás lo mejor en ataque del equipo en todo el partido.
La reacción llegó en el descuento, con un centro de Zaldua que la defensa local no fue capaz de despejar y el esférico llegaba a Negredo para que este pusiera la espinilla izquierda para marcar el definitivo tanto que diera la victoria.