París, Francia
El famoso «Pogba-Gate» sigue su curso y sigue teniendo como protagonistas principales al jugador de la Juventus, Paul, y a su hermano Mathias, conocido en España por haber sido colaborador de El Chiringuito de Jugones de Josep Pedrerol. Mathías acusa a Paul de contratar a morabitos para gafar a compañeros mientras que Paul acusa a Mathías de formar parte de un grupo de extorsionadores.
Ahora, semanas después de que estallase todo y de que incluso Mathias pasase por el calabozo, el hermano mayor vuelve a la carga y ataca otra vez al futbolista de la selección francesa.
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«Este individuo, mi hermano, se ha hecho adepto a la brujería en los últimos años, convirtiéndose en seguidor de un brujo, conocido como el morabito Ibrahim, llamado Grande, estrecho colaborador del ex jugador Alou Diarra, quien se dice que lo conoció a través del jugador Serge Aurier. Fue este brujo del que habló a una persona que trabajó para aislar a mi hermano (…) En cuanto a lo que hizo mi hermano, una cosa cierta es que los criminales que actuaron en su nombre derramaron sangre», comenta Mathias.
El hermano mayor de Pogba insiste en los intentos de Paul de gafar a compañeros de club o selección como Mbappé: «Mi hermano, en varias ocasiones, lanzó hechizos a sus compañeros de equipo de fútbol, incluido el prodigio Kylian Mbappé, ya sea por celos o para ganar un partido».
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Mathias insiste en el supuesto lado criminal de Paul: «Mi hermano siempre ha tenido criminales y delincuentes a su alrededor y aún hoy los tiene. Si fuera sólo amistad entre ellos, estaría bien. El problema es que utilizó esas relaciones y sus nombres para protegerse en la calle y hacer negocios con ellos para que hicieran cosas por él y derramaran sangre por él. No fui consciente de ello hasta que traicionó a sus secuaces y huyó sin decírselo a nadie, abandonándonos a mí y a nuestra madre a nuestra suerte, dejando que su familia y sus allegados se convirtieran en el objetivo de estos criminales. Algunos de nuestros familiares ya habían sido agredidos y tiroteados por su culpa. La única razón por la que no acudimos a las autoridades fue por miedo a las represalias, ya que no teníamos forma de protegernos a todos (…) Tuve que reprocharle a Paul su comportamiento antes de que se dignara a mantener a nuestra madre fuera de peligro, cuidándola sola y abandonando a los demás».