París, Francia
El Bayern de Múnich agrandó la crisis del París Saint-Germain, dominado en el juego y en el marcador con un gol de Kingsley Coman en la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones, condenado a una gran hazaña en la vuelta en Alemania para no comprometer su temporada.
Solo la salida de Kylian Mbappé, milagrosamente recuperado de su lesión una semana antes de lo previsto, pareció dar aliento a los franceses, que se pueden aferrar a la fuerza de su número 7 para albergar esperanzas de clasificación.
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El delantero francés revolucionó a su equipo, tuvo dos buenas ocasiones, marcó un gol anulado por el VAR por fuera de juego y permitió a Leo Messi tener una gran ocasión que desvió Benjamin Pavard.
La media hora de juego de Mbappé lavó la cara del equipo de Christophe Galtier, que había quedado sumergido en el juego del Bayern, imperial en la primera mitad con un dominio total, pero con poca puntería anotadora, que en el segundo tiempo logró un tanto y se encontró con un gran Gianlugi Donnarumma que evitó una humillación mayor.
Los germanos lograron sobrevivir al huracán Mbappé y llevarse del Parque de los Príncipes una victoria que les deja en buena situación para alcanzar los cuartos por décima vez en los últimos once años.
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Alphonso Davies, que había sustituido a Cancedo en el descanso, sirvió al segundo palo para que Coman, con el interior del pie, lanzara a puerta y, con la complicidad de Donnarumma, abriera el marcador en el 53.
El francés, formado en el PSG, el mismo que marcó el gol de la victoria en la final de Lisboa de 2020, no celebró el tanto que daba justicia a lo que se había visto en el terreno.
Kimmich, dueño y señor del centro del campo, siguió dictando el tempo del duelo y el Bayern se mostró más incisivo. El PSG se salvó de la goleada gracias a tres excelsas intervenciones de Donnaruma en apenas tres minutos, a disparos de Choupo-Moting en dos ocasiones, una de ellas desviada al palo por el meta italiano, y otra a Pavard en la línea de gol.