Inglaterra
El exjugador de tenis alemán Boris Becker agradeció el domingo al número uno mundial Novak Djokovic por apoyarle cuando estaba en prisión en Reino Unido, añadiendo que considera al serbio como «probablemente el mejor jugador de todos los tiempos».
Becker desveló que su antiguo alumno siempre estuvo a su lado, durante la presentación de un documental sobre sus proezas como jugador y las dificultades que tuvo tras su carrera, en el Festival de cine de Berlín.
«Novak Djokovic se convirtió en un miembro de la familia. Saben que tuvimos una relación profesional durante muchos años, a la que pusimos fin en 2016», indicó el ganador de seis Grand Slam y antiguo número uno mundial, de 55 años.
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«Pero siempre nos mantuvimos cercanos, sobre todo durante mi detención. Él me apoyó a mí y a mi familia», añadió.
Becker fue entrenador de Djokovic de 2013 a 2016, época en la que este último ganó seis de sus 22 victorias actuales en torneos de Grand Slam.
El serbio participa en el documental titulado «Boom! Boom! The World vs. Boris Becker» («Boom! Boom! El mundo contra Boris Becker»), dirigido por Alex Gibney para Apple TV+. «Boom, Boom» era el apodo que dieron a Becker por sus potentes saques.
Djokovic dice en el documental que de Becker aprendió «la fuerza mental» necesaria para jugar bajo presión.
«Estoy muy orgulloso de que, el que es probablemente el mayor jugador de todos los tiempos, forme parte de una historia sobre Boris Becker», respondió el jugador alemán. También agradeció a las leyendas John McEnroe y Björn Borg por su participación en la película.
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«El tenis tiene dos reyes actualmente, lo que está bien», dijo haciendo alusión a Djokovic y al español Rafael Nadal. «Por eso el tenis es tan emocionante» de ver, según él.
El extenista de 55 años quedó en libertad el 15 de diciembre, después de haber cumplido una pena de prisión por infracciones financieras, principalmente relacionadas con una bancarrota fraudulenta. Nada más salir viajó a Alemania.
Boris Becker, que vivía en Reino Unido desde 2012, había sido condenado en abril por haber disimulado o transferido ilícitamente centenares de miles de euros y libras esterlinas para no pagar sus deudas, después de haberse declarado en bancarrota.
Fue condenado a dos años y medio de prisión por un tribunal londinense, pero solo cumplió ocho meses.