París, Francia
En junio de 2022 Nasser Al-Khelaifi hizo público su ambicioso plan: un PSG más francés y menos ostentoso. La marcha del brasileño Neymar, por el que los parisinos pagaron hace seis años la suma récord de 222 millones, consolida ese camino.
«En París, la brillantina se acabó, queremos a jugadores que sientan los colores del club», avisaba un lapidario Al-Khelaifi hace más de un año, sin dar nombres concretos.
Después de la salida de los consagrados Leo Messi y Sergio Ramos y con el italiano Marco Verratti cerca de irse, Neymar ha hecho las maletas en dirección del Al-Hilal saudí a cambio de 80 millones, a pesar de tener contrato hasta 2025.
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El brasileño, quien estuvo de baja por lesiones el equivalente de dos años de los 6 que estuvo en París, ya había roto hace tiempo con la grada, que le reprochaba una mala higiene de vida, y su relación con pesos pesados del vestuario, como Kylian Mbappé -en vías de reconciliarse con el PSG-, también se había degradado.
El malestar con Neymar estuvo a punto de desembocar en una tragedia cuando en mayo de este año un puñado de hinchas radicales cercó la mansión del jugador para exigirle su marcha, un episodio que traumatizó tanto al futbolista como al club, que condenó firmemente ese inédito acto de intimidación.
Sin haber ganado con él la Liga de Campeones -lo más cerca que estuvo fue la final de 2020, perdida ante el Bayern de Múnich- y cansado de sus escapadas a los carnavales, el PSG consideró este verano el momento ideal para profundizar en su plan «renove», coincidiendo además con la llegada del nuevo técnico Luis Enrique.
Con Neymar fuera, el club parisino se da más margen de contratación al quitarse de la nómina un salario anual de unos 30 millones de euros, el segundo más elevado solo detrás del de Mbappé.
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El internacional francés Ousmane Dembélé, procedente del Barça por 50 millones, y el también internacional galo Lucas Hernández son dos de las llegadas que entran dentro del cupo de jugadores franceses más identificados con el PSG, como quiere Al-Khelaifi.
A ellos se han unido jóvenes como el delantero portugués Gonçalo Ramos (Benfica) y el medio uruguayo Manuel Ugarte (Sporting Portugal), el fichaje más caro del equipo hasta el momento, 60 millones de euros.
Han llegado también otros jugadores consagrados en final de contrato, o sea, a coste cero, como el español Marco Asensio (Real Madrid) o el central eslovaco Milan Skriniar (Inter de Milán).
Atrás quedan así las estratosféricas inversiones cataríes como la hecha con Neymar (222 millones, aún no superados) o Mbappé (180), ambas en 2017. La estrella francesa sí que se encaja en el nuevo proyecto de Al-Khelaifi.
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Además de su evidente calidad futbolística, el presidente sigue viendo en el chaval de Bondy (ciudad de la periferia parisina) el buque insignia de un club en el que quiere que se hable más francés.
Después de meses de conflicto, queda por ver si el inicio de reconciliación entre Mbappé y el PSG será duradero.
De momento, el delantero ha regresado a los entrenamientos, tras estar semanas apartado, sin que aún se sepa si renovará su contrato que vence en 2024.