Glasgow, Escocia
Inglaterra se llevó ante Escocia el partido de selecciones más antiguo de la historia, ese que celebró este martes su 150 aniversario, y lo hizo con un tanto de Jude Bellingham, que mantiene el olfato goleador que ha demostrado en este inicio de temporada con el Real Madrid.
Los goles de Phil Foden, Harry Kane y Bellignham, que además dio una asistencia, decantaron un duelo amistoso, aunque tuvo poco de cordial, entre dos selecciones que recordaron el partido de selecciones más repetido y con más recorrido, ese que se jugó por primera vez en 1862 en un campo de cricket cercano y que cumplía 150 años y 116 encuentros.
En Hampden Park, con mayoría escocesa, la pitada al himno inglés estuvo a la orden del día, como los irónicos olés a Harry Maguire y la tradición de estos partidos: que pierda Escocia.
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Porque los escoceses no ganan este derbi desde 1999 y tendrán que seguir esperando después de que su buen hacer en la fase de clasificación a la Eurocopa, donde suman cinco victorias en cinco partidos, no se trasladara a un duelo que el técnico escocés, Steve Clarke, calificó como baremo de cómo está la selección.
Lo cierto es que Escocia aún está escalones por debajo de los ingleses, que dominaron prácticamente todo el encuentro y que en cuanto se desquitaron de las patadas de los escoceses, empezaron a caer los goles.
Foden, tras una jugada iniciada por Bellingham en la medialuna del área, hizo el primero al desviar un disparo de Walker. El centrocampista del City leyó la jugada a la perfección y acomodó el pie para el 0-1.
Unos minutos después, Bellingham aprovechó un regalo escandaloso de Andy Robertson dentro del área para hacer su segundo gol con la camiseta de los ‘Tres Leones’ y continuar con su buena racha goleadora.
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Con el 0-2 al descanso, Inglaterra se relajó, metió a Maguire y en un centro lateral de Robertson, el defensa del Manchester United desvió la pelota y la introdujo en su propia portería. Una nueva dosis de mala suerte para el inglés.
Ahí vivió Escocia sus mejores minutos y dispuso de un cabezazo mal dirigido de John McGinn para empatar. Cuando, aupados por su público, los locales pensaron que venían 20 minutos de apretar y buscar por lo menos el empate, Eberechi Eze metió miedo, al fallar un mano a mano, y Harry Kane sentenció.
El delantero del Tottenham Hotspur se quedó solo delante del portero tras un pase de Bellingham y sentenció el partido.
1-3 y los escoceses tendrán que seguir buscando esa ansiada victoria ante sus vecinos. Ya han pasado 24 años desde la última.