Endrick irrumpió en el Santiago Bernabéu, la que será su casa desde la próxima temporada. Su mejor carta de presentación, como si lo necesitara un jugador que con sólo 17 años ya ha fichado por el Real Madrid y que ha marcado sus dos primeros goles con Brasil, en Wembley y en el estadio del conjunto blanco. Palabras mayores.

Ver a Endrick era uno de los alicientes del amistoso entre España y Brasil. El técnico de la ‘canarinha’, Dorival Júnior, ya advirtió en la previa de que no iba a ser titular, pero que sí tendría su momento. Y el delantero no tardó en aprovecharlo.

Dorsal 21 a la espalda de una camiseta que vistió metida en los pantalones. Botas doradas. Anillo plateado en la mano derecha. Un físico que impresiona desde el primer momento, a pesar de su juventud. Y una actitud de estrella sobre el terreno de juego.

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Después de calentar en la banda en la primera mitad, donde recibió su segunda ovación de la noche -la primera, muy sonora, después de que su nombre sonara en la megafonía-, Endrick hizo entrada al campo tras el descanso. Y solo tardó cinco minutos en dejar su sello.

Tras un revuelo en un córner, con agarrones y el colegiado intentando poner paz, Endrick se aisló, leyó mejor que nadie el rechace y le pegó de primeras al balón, con la zurda, para hacer su primer gol de -salvo contratiempo- muchos en el Santiago Bernabéu.

La nueva joya del fútbol brasileño no se escondió. Al revés. Mostró una personalidad arrolladora.

En la celebración del gol dejó un detalle de lo que ya ha repetido en varias ocasiones: la importancia de su familia. Quiere usar el fútbol para darles una vida mejor, tranquila, y el primer tanto en el Bernabéu fue para ellos.

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Tras celebrarlo con sus compañeros, se dirigió a la grada en busca de su familia. Y ahí estaban, ‘ocultos’ entre la afición que se dio cita para el amistoso y no en uno de los palcos a los que sí acudieron en diciembre en su primera visita al Santiago Bernabéu.

Con su padre, Douglas, y su novia, Gabriely Miranda a la cabeza, Endrick dejó una de las imágenes de la noche. Abrazo largo, de rabia, con su padre, y dedicación a su novia, besándose el anillo y haciendo un corazón con sus manos. Era su noche.

Un momento idílico que estuvo cerca de romperse tres minutos después, cuando Endrick se tumbó sobre el césped con claros gestos de dolor en la parte posterior del muslo derecho.

Sin embargo, se quedó en un susto y tras ser atendido por los doctores de Brasil pudo continuar en el campo. Corriendo al espacio y ofreciéndose desde banda derecha como si instantes antes no hubiera estado cerca de abandonar el campo por lesión.

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Eso sí, esa energía e ímpetu con la que jugó, consciente de que era foco de todas las miradas, le pasó mala factura.

En el minuto 79 tuvo un encontronazo con Marc Cucurella, en una lucha por el balón tras la que acabó dándole una patada abajo, intencionada, al lateral izquierdo español, que le hizo ver la cartulina amarilla tras la que, consciente de su error, se fue a disculpar.

Así fueron los primeros 45 minutos de Endrick en el Santiago Bernabéu, en los que compartió durante 25 delantera con dos de los que serán sus próximos compañeros, Vinícius y Rodrygo.

Su siguiente aparición será ya en agosto, según determine el calendario de la próxima temporada, con la camiseta del Real Madrid y en partido oficial. (Con información de EFE).