Dubai, Emiratos Árabes Unidos
La vida de Quincy Promes cambió radicalmente hace solo algunas semanas: de futbolista profesional en Europa, con pasos por el fútbol de Países Bajos, de donde es originario y jugó en la Selección, España (Sevilla) y Rusia (Spartak Moscú), el delantero ahora pasa sus días en una prisión de Dubai, tras haber sido acusado por tráfico de drogas y luego de haber sido detenido por una orden de arresto internacional.
Promes, de 32 años, fue detenido el pasado 1 de marzo en el aeropuerto de Dubai, cuando se encontraba con el plantel del Spartak Moscú, que había viajado allí para hacer la pretemporada. Se lo acusa de estar implicado en tráfico de más de 1350 kilos de cocaína de Brasil a Bélgica.
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Ahora, según informó el periódico neerlandés De Telegraaf, el delantero no la está pasando nada bien en la cárcel. La información que trascendió es que comparte una pequeña celda con casi 20 personas, por lo que a veces tiene que dormir en el piso y solo sale al aire libre tres veces por semana.
El futbolista quedó implicado en el tráfico de más de 1.350 kilos de cocaína en dos cargamentos que salieron desde Brasil y que llegaron al puerto de Amberes, Bélgica, en 2020.
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La Justicia lo encontró culpable de “importar, exportar, transportar y poseer 1.362,9 kilos de cocaína oculta en un cargamento de sal marina procedente de Brasil” y aseguró que “está en un escalón alto en la escala organizacional” del grupo de narcotraficantes.
Promes no participó en el proceso judicial porque, según sus abogados, priorizaba sus “obligaciones laborales” sobre la investigación criminal y nunca pudo ser interrogado por la policía. Es por eso que fue declarado en rebeldía por el Tribunal.