Barcelona, España
El Barcelona se enfrenta este sábado, en la final de Liga de Campeones, a su bestia negra, el Olympique de Lyon, contra el que ya han perdido dos finales y al que nunca han conseguido ganar, con cuatro derrotas en otros tantos partidos.
Y es que las azulgranas, vigentes campeonas, han perdido siempre que se han enfrentado con el equipo lionés, el todopoderoso club europeo por excelencia con ocho títulos de Liga de Campeones a sus espaldas (cinco de ellos consecutivos).
Las dos primeras derrotas fueron en los cuartos de final de la temporada 2017-2018 (1-2 y 0-1). La tercera, en 2019, en la primera final de Liga de Campeones a la que llegaba el Barça (1-4). Y la última, en la final de 2022 (1-3). Ese fue el último encuentro disputado entre ambos equipos y el último trofeo europeo de las de Sonia Bompastor.
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Entre las dos primeras derrotas y las dos últimas, el Barça conquistó, en mayo de 2021, su primera Liga de Campeones al golear al Chelsea inglés (0-4). Y el curso pasado levantó su segunda Champions remontando en la final al Wolfsburgo alemán (2-3).
Sin embargo, nunca han conseguido batir a su bestia negra, y este sábado tiene la oportunidad de ganar su tercer trofeo europeo en su tercera final ante el Lyon.
Además, las de Jonatan Giráldez tendrán a su disposición un escenario idóneo para lograrlo: el Estadio de San Mamés, en Bilbao, el de mayor capacidad en el que han disputado una final europea (en torno a 53.000 localidades) y en el que se espera una movilización de más de 30.000 aficionados culés.
Si bien las azulgranas llegan a la final en un estado de forma pletórico, también reconocen los galones de su rival, el equipo con más títulos europeos de la historia del fútbol femenino (2011, 2012, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2022).
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«Tienen cosas distintas respecto a los últimos años, pero la base es la misma: siguen teniendo esa mentalidad ganadora diferencial», señalaba la azulgrana –y ex del Lyon- Lucy Bronze en unas declaraciones a los medios de comunicación.
De la misma forma que lo hacía la cuarta capitana Patri Guijarro, asegurando que su rival sigue siendo el favorito, pero que su equipo «ha madurado mucho y mejorado físicamente» desde la última derrota en Turín.
De hecho, los onces iniciales de ambos equipos respecto a su último encuentro han cambiado más en el lado blanco. Las azulgranas conservan a todas las jugadoras que alinearon de entrada en ese partido, a excepción de la delantera Jennifer Hermoso, mientras que el Olympique ya no cuentan con Melvine Malard, Catarina Macario, ni Amandine Henry, aunque si preservan su columna vertebral.
Precisamente, las dos últimas fueron las goleadoras de la última final junto a la delantera Ada Hegerberg, que en la final anterior, tres años antes y en Budapest, había firmado un hat-trick. La otra goleadora del conjunto francés fue entonces Dzsenifer Marozsán.
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Para el Barcelona, Asisat Oshoala, que se marchó del Barça en el pasado mercado invernal, y Alexia Putellas, que renovó esta misma semana hasta 2026, fueron las solitarias goleadoras en las respectivas derrotas catalanas.
Aunque la distancia deportiva parece estar ya a la par, en cuanto a títulos esta sigue evidenciándose. Si bien las azulgranas estarán en su quinta final en seis temporadas y son las vigentes campeonas, tienen lejos los ocho de las francesas.
Sin embargo, la primera victoria del Barça supondría un cambio de ciclo, o al menos, una interrupción consolidada de la inercia ganadora del cuadro galo. Un monopolio, por fin, compartido por el trono del mejor de Europa. (Con información de EFE).