Hamburgo, Alemania
Eclipsado por el anunciado adiós de Toni Kroos, la más que probable despedida de Thomas Müller, roto por el llanto tras caer frente a España en los cuartos de final de la Eurocopa, pasó más desapercibida que la de su compañero, acaparador de todos los focos del derrotado y del jugador de nivel al que todos aplaudieron pese a su errático adiós.
Todo el mundo supo cómo fue el último duelo de Kroos. Sus seis minutos de furia en los que lesionó a Pedri y pisoteó el pie de Yamine Lamal, sus fallos inimaginables en pases casi siempre milimétricos, su tristeza por el gol de Dani Olmo, su alegría por el tanto de Wirtz, su desolación por el cabezazo de Mikel Merino, su mirada al infinito cuando llegó el pitido final… Nada sobre Kroos quedó en el tintero. ¿Pero y Müller?
Como Kroos, Müller, con 34 años, cerraba una carrera impresionante con Alemania. Desde 2004, cuando comenzó a jugar con la ‘mannschaft’ en la sub-16 hasta 2024 en la actual Eurocopa, han pasado 20 años en los que, como mínimo, protagonizó los mismos éxitos y fracasos que su compañero. Participó en cuatro Mundiales (Sudáfrica 2010, Brasil 2014, Rusia 2018 y Catar 2022) y en cuatro Eurocopas (Polonia y Ucrania 2012, Francia 2016, Europa 2020 y Alemania 2024).
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Fue Bota de Oro del Mundial de Sudáfrica con 5 tantos, Bota de Plata en el Mundial de Brasil y campeón junto a Kroos para tocar la cima de su carrera con aquella victoria en Maracaná sobre Argentina. Participó en un total de 36 partidos en grandes competiciones internacionales y acumuló 126 choques con Alemania. Unos números, sin duda, para la historia.
Pero Müller no llegó como Kroos a la Eurocopa. Primero, no anunció su retirada del fútbol al finalizar el torneo. Eso, resta atención o más bien la acapara el contrario. Y, segundo, su participación en el Bayern Múnich ya no es tan clave como antaño, todo lo contrario que Kroos en el Real Madrid, donde fue importantísimo hasta el final.
Por eso, y por el empuje de otros compañeros, por las nuevas generaciones del combinado germano, Müller fue relegado a un segundo plano durante la Eurocopa. De hecho, sólo gozó de minutos al principio, en la brillante puesta en escena de Alemania ante Escocia (5-1) y al final en la derrota ante España. Eso sí, siempre como suplente y con presencia en el terreno de juego saliendo desde el banquillo.
Ese nulo protagonismo futbolístico no restó emotividad al que será probablemente su adiós. En cuanto Anthony Taylor dio por concluida la batalla entre España y Alemania, Müller rompió a llorar. Nunca dijo que se iba a ir de la selección después de la Eurocopa, pero todo invita a que así será. Después, en la zona mixta, así lo dejó entrever.
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«Siendo realista, hoy podría haber sido mi último partido. Quizás mañana o en los próximos días tenga una conversación privada con el seleccionador nacional. Veremos cómo va la cosa. Para mí, la cuestión de dimitir de jugar con Alemania, eso no pasará», dijo.
Sus palabras sonaron a despedida. Aunque él no dirá jamás que deja la selección como sí hizo Kroos en 2021, su participación y su relevancia en la ‘mannschaft’ invitan a que debería dejar paso a las nuevas generaciones. Tanto en el Bayern como en Alemania, poco a poco pierde el mismo peso que tenía sobre el césped que temporadas pasadas.
Aún rinde, sus números no son nada malos (7 goles y 9 asistencias con el Bayern en 41 partidos este curso), pero Müller parece que ya intuye su final en Alemania. Aunque se resiste, sus lágrimas y sus declaraciones, delatan que sabe que ha llegado su fin. El suyo, fue el otro adiós. Un adiós en la sombra eclipsado por la despedida de Toni Kroos. (Con información de EFE).