París, Francia

El partido de fútbol entre Argentina y Marruecos, en el marco de los Juegos Olímpicos de París, ha sido protagonista de un escándalo sin precedentes, y eso que aún no han comenzado oficialmente.

El encuentro fue interrumpido durante más de dos horas, tras una serie de eventos caóticos que incluyeron  la invasión del campo por parte de los aficionados marroquíes y la anulación de un gol argentino por el VAR (dos horas después).

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El caos se desató cuando, en el minuto 106, Argentina logró empatar el partido 2-2 con un gol de Medina. Sin embargo, en plena celebración, un petardo cayó entre los jugadores argentinos, afortunadamente sin causar lesiones.

La situación empeoró cuando los hinchas marroquíes invadieron el campo, indignados por el largo descuento aplicado por el árbitro sueco Glenn Nyberg, lo que llevó a una intervención de las fuerzas de seguridad.

Ante la incontrolable situación, el árbitro decidió mandar a los jugadores a vestuarios por seguridad, dejando en suspenso el partido. Durante las interrupciones, que sumaron 21 minutos en la segunda mitad, el VAR anuló el gol de Medina por un fuera de juego de Amione.

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Finalmente, tras dos horas de incertidumbre, el encuentro se reanudó y Marruecos logró mantener el 1-2, llevándose una victoria en uno de los partidos más surrealistas de la historia olímpica.

Este incidente ha generado una gran controversia y preocupación sobre la seguridad en los eventos deportivos de los Juegos
Olímpicos.

Las autoridades del COI y los organizadores locales están evaluando medidas adicionales para garantizar que no se repitan situaciones similares en el futuro, y asegurar la integridad y seguridad de jugadores y espectadores.